... recibiendo invitados ( o zanganeando )

Pablo, mi gran amigo colombo-ukraniano, me contaba el otro día sobre su fin de semana, bueno, no era cualquier fin de semana sino aquel en que su 'cerecita ukraniana' le había dejado solo...

Pablo: Yo estaba muy orondo tomándome mi cervecita, compartiendo con los amigos… cuando si señores sonó una canción de esas que merecen “echarle mano” al latino.

Carolina: te echó mano?? Definamos, porque ya en estas no se....

Pablo: … y entonces la muy zángana

Carolina: la muy zángana…

Pablo: la muy zángana salió de entre la niebla que rodeaba la pista, contorsionó sus caderas, insinuó su pecho contra el mío y me llevó hacia lo más profundo del hervor de la muchedumbre que se contoneaba al ritmo del dance

Carolina: ay Dios, te rumbeó?

Pablo: ese dance moderno con sonidos de tambora que invita a la unión de los cuerpos

Pablo: podía sentir toda su presencia sobre mí. Confundido por las luces, el humo y el calor que emanaba sólo me quedó dejarme guiar, por esa fémina ardiente que en mi vida había ni visto, ni tocado o sentido, en esa experiencia de desenfreno inexplicable

Pablo: Entre roces y contoneo podía sentir como delicadamente se apoyaba contra mí, moviéndose con sensualidad pero a la vez con firmeza...

Pablo: Me miraba a los ojos como pidiéndome más, de eso a lo que ella no está acostumbrada, de eso que por acá se ve muy poco, de ese hombre dispuesto a hacer que una mujer se sienta una diosa, que sea carnal y angelical a la vez

Pablo: De eso que la hace sentir éxtasis, que la guía sin afán por ese suelo que se calienta con el baile de los cuerpos, de ese movimiento de macho al servicio de su consorte ávida de pasión

Pablo: Esa descarada zángana me llevó a la entrega confusa y en un hipnotizarme con sus ojos arrancó de mí un beso tierno y esquivo... mientras el ritmo de tamboras cesaba, el llamado del resto de la jauría le reclamaba, por envidia o complicidad... no lo sé.
Aún hoy pienso en cual sería el nombre de esa zángana!!!

Carolina: Pobre de ti no? Se aprovecharon de tu ingenuidad jajaja. Yo lo que me pregunto es qué pensaría doña ‘cerecita’ si se enterara ;-).