jueves, marzo 08, 2007

hablando de...

Compré este libro en diciembre pasado como regalo para alguien muy especial, lastimosamente nunca llegó a sus manos, pero eso es otra historia ...



Así que hoy hablo de Arfos

Sin un arfo toca algún instrumento de cuerdas, su cuerpo rápidamente se cubre de llagas.

Esta es la maldición de los arfos, la condena de sus especie: los arfos poseen los bosques de donde salen las maderas más apropiadas para fabricar guitarras y violines. Los arfos tienen los talleres más completos para fabricar los instrumentos de cuerdas y son los mejores artesanos en este oficio. De hecho, su economía está basada en la producción de violines.

Pero no pueden llegar a tocarlos, porque la pústula musical les invade el cuerpo.






A los arfos las palabras les cambian de significado todos los días. Para otros, éste podría ser el problema de supervivencia, pero los arfos no tienen absolutamente nada qué decirse unos a otros, y por lo tanto no se dan cuenta de su limitación.

De todos modos, el cultivo y tratamiento de las maderas, su corte y pegado, los secretos todos para la fabricación de instrumentos, son conocimientos innatos, que no necesitan ser comunicados.

Los arfos beben un licor negro y espeso que puede causarle locura a cualquier ser que lo ingiera, salvo si es arfo. Con un alambique rudimentario -y una fórmula mágica-, los arfos destilan la materia más oscura de ciertas noches y, bajo la luz intensa de la luna sin sombras -pues todas las sombras son ahora una bebida- se embriagan con la densa tiniebla convertida en licor.

Si un arfo quiere una rosa, no sabrá nunca a ciencia cierta que es lo que quiere, pues la palabra rosa -como todas las palabras- cambia todos los días de significado para los arfos.

Si un arfo quiere una rosa, un día pensará que las rosas son instrumentos filosos para mover la tierra y otro dñia creerá que se trata del nombre gastronómico de una carne asada con salsa blanca y sólo por casualidad, algún día, algún arfo, puede llegar a creer que es una parte de ciertas plantas, una parte compuesta de garfios en el tallo y de hojas de colores.




de Guía para viajeros - Darío Jaramillo Agudelo

2 comentarios:

Tako dijo...

No me acaban de gustar los Arfos.

Me gustó el a los arfos las palabras les cambian de significado todos los días.

Que le da un toque de movimiento sumamente interesante, divertido y confuso al lenguaje.

Pero los arfos no tienen absolutamente nada qué decirse unos a otros

Francamente... triste. Aumque, ciertamente, a veces, pasa también con los humanos.

Besos

Carolina dijo...

Así es Tako, a veces podemos sonar interesantes y divertidos y otras sólo nos queda guardar silencio...

Me ha encantado tu comentario

siempre gracias,